0 ¡ES LA HISTORIA, ESTÚPIDOS!

Estos días de movida valenciana, con porras policiales sobrevolando las cabezas manifestantes, he visto más de una pancarta hablando, una vez más, de Franco, retrotrayéndonos un mínimo de 37 años atrás. "Franco vive". También se habla, al hilo de una represión policial desmesurada, del regreso de aquellos polis grises franquistas ante los que ahora resulta que todo el mundo corría, incluso los que por entonces ni habían nacido. 

Y uno piensa ante estos necios que no saben historia, incapaces de distinguir entre los años 40 a 70 con el joven siglo XXI, que les falta un hervor, lecturas bien digeridas o toneladas de vergüenza. ¿Cómo pueden banalizar lo que fue el franquismo, comparándolo con lo que hay ahora? ¿Cómo se puede hablar de primavera valenciana, en referencia -quizás- a aquella primavera de Praga del 68 o -tal vez- a las revueltas de la primavera árabe? Es como comparar a un liliputiense con Gulliver, unos hechos históricos que marcaron la vida de millones de personas con unos incidentes de escaso calado, aunque nadie pueda hablar todavía sobre cómo acabarán.

No es un desmadre sólo atribuible a unos cuantos manifestantes de Valencia. Periódicamente, y algunos casi a todas horas, sea porque una sentencia judicial no les gusta, sea porque no aceptan más recetas políticas que las suyas, se habla de fascismo y hasta de nazismo. En su delirio pueril y analfabeto sacan a pasear las cruces gamadas como si Hitler aún viviera, como si el genocidio nazi hubiera sido una anécdota macabra comparable a cualquier asuntejo doméstico actual. 

Si existiese una máquina del tiempo, merecería la pena meter en ella a estos pobres ignorantes, tan insustanciales como el caldo de gallina de ahora en comparación con el de hace cuarenta años, para que desembarcaran directamente en Auschwitz y sintieran de verdad lo que fue el nazismo, o en cualquier pueblo de la España franquista de los 50 donde sólo se olía a mierda y sudor. Estos izquierdistas de diseño, estos banales chiquilicuatres, merecerían una máquina del tiempo para que comprobaran, esta vez de verdad, lo que con tanta ligereza y estupidez pregonan en algunas de sus pancartas o ante un micrófono amigo. En España -mal que les pese a algunos desorientados iluminados- no tenemos ni franquismo, ni fascismo, ni nazismo, ni golpes de estado ni nada que se le parezca. ¡Es la historia, estúpidos!