En las sociedades modernas ultraidiotizadas suelen darse especímenes muy curiosos. Por ejemplo, el del turista que viaja a alguna ciudad costera española y en cuanto se pega dos lingotazos de ron de garrafa (alguno ya se los atiza en el mismo avión que les trae de vacaciones) le entra unas ganas locas de saltar desde la terraza o balcón de su hotel hasta otra terraza cercana o a la piscina. Sin pértiga, con la brújula averiada y por toda la cara. Y claro, se la rompen en cuanto llegan al suelo. Cada dos días una ambulancia recoge a un turista del borde de alguna piscina. Eso cuentan en la idílica Ibiza, y es sólo un ejemplillo. Así que ya los muertos de manera tan gilipollesca amenazan con ser legión. Algunos gritan "Super-Superman" antes de alzar el vuelo hacia la nada. Otros, simplemente, se tiran al vacío y luego acaban durmiendo la mona y la resaca en el más allá. RIP, queridos marmolillos...
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