0 AQUÍ HASTA LA DESVERGÜENZA ES LEGAL

Que los asesinos etarras salgan de las cárceles antes de lo debido, es legal. Que los partidos y sindicatos españoles tengan a casi 200.000 empleados chupando de la teta pública, es legal. Que una televisión pública cueste a los ciudadanos lo que no está escrito, es legal. Que los empleados de la limpieza conviertan una ciudad en pura basura al incumplir mafiosamente los servicios mínimos, es legal. Que un tío como Rubalcaba, un Matusalem de la política psoera, se propugne como el piloto para renovar su partido, es legal. Que una policía autonómica arree a alguien hasta llevarlo directamente al otro barrio, es legal. Que unos sindicatos se forren a costa de los despidos de miles de parias, es legal. Que no se cumplan los programas electorales, es legal. Que los impuestos se lleven el 60 % del sueldo de un pringao, es legal. Que una administración pública te deba dinero y no le dé la gana de pagarte en tiempo y forma, es legal. Que la justicia resuelva un pleito en diez años, es legal. Que te pases un kilómetro de la velocidad máxima autorizada, o que te pases un día en el plazo de pago de un impuesto y que te crujan por tamaña fruslería, es legal. Aquí, en Spain, el país del embudo, todo es legal. Tan legal como que un banquero cobre a la vez una pensión del Estado y siga presidiendo el chiringuito. Pagan los pringaos, oyes… El señor (es un decir) con tan legal proceder se llama Braulio Medel y preside Unicaja desde hace la tira de años. La historia es tan edificante que necesita de un enlace detallado. Eso sí, los usuarios de la caja tienen que hacer largas esperas para ser atendidos en las oficinas, ha prejubilado o despedido a miles de trabajadores en nombre de la sacrosanta eficiencia del beneficio (no el del cliente, al que no da ni los buenos días, sino el de la “empresa” y el de él mismo) y ahora anda metido en un enjuague con las cajas castellano leonesas porque el camarada –no en balde lleva 25 años presidenciales- hace buenas migas con el mundo politiquero, que es el que sabe premiarle con legalidades como la que comentamos. ¡Así nos toma el pelo legal la casta político-económica que rige nuestras vidillas!