El cinismo en nuestras sociedades idioticráticas está alcanzando niveles estratosféricos. El titular de más arriba es el slogan que ha publicitado la compañía encargada de aplicar el nuevo impuesto para financiar la radio y televisión pública alemana. Porque a la gente, ya se sabe, le encanta pagar impuestos para que otros hagan con ellos de su capa un sayo. A partir de este año el canon se cobrará a todo quisque, tenga o no un aparato en casa, librando de tal menester sólo a quienes carecen de recursos (o sea, los muertos de hambre). En las mentes de los gobernantes mangantes (cuya principal obsesión es cómo sacar los cuartos a los ciudadanos) no entra que haya algunos que no tengan televisión o que, teniéndola, no le hagan ni puto caso. Y, lo más grave, tienen la desfachatez de restregar al personal que “por supuesto, vas a pagar”. La pregunta del millón ni se la plantean: ¿y por qué demonios tiene que haber televisiones públicas si ya las hay privadas? ¿y por qué, de haberlas, no funcionan presupuestariamente como las otras, es decir, ganando a la competencia y llevándose parte de la tarta publicitaria? Se ve que preguntas tan nimias no entran en semejantes caletres, sean alemanes, franceses, ingleses o finlandeses, por citar gobiernillos que cobran el famoso canon y que luego se benefician a las televisiones públicas, como es norma de la casa. ¿Y por qué no ponen un internet público a precios baratitos? ¿O una banca pública? ¿No es hora de que los ciudadanos decidan por mayoría lo que desean que sea público y lo que no? Ah, que son idiotas… Será por eso que se les ha ocurrido lo del “por supuesto, yo pago”.
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