0 CONGRESO MUNDIAL DE ASESINOS

Se echaba en falta, en nuestro mundo idioticrático, una reunión congresual de gente recién salida de la trena, con las manos manchadas de sangre, para contar al mundo mundial que también ella tiene derecho a juntarse por Navidad, ponerse nostálgica y ante una pandilla de periodistas ovejunos (sólo uno se salió de la manada) proclamar a los cuatro vientos lo difícil que ha sido su vida, sus méritos sangrientos de antaño y el enorme futuro que le espera de ahora en adelante: hasta es posible que alguno de la troupe acabe sentándose en Ajuria Enea algún año de estos. Sólo faltaba un congreso mundial de asesinos en serie y los alegres -aunque bastante avenjentados- chicarrones de eta se han apuntado semejante tanto publicitario gracias, entre otros colaboradores activos o pasivos, a los gobiernos del país anfitrión y de su patria chica, amén de la destacada labor de mirar para otro lado de algunas togas y puñetas, serviles habituales de la política en vez de la justicia. En Spain tenemos una crisis global de caballo y caballa, pero en originalidad y vanguardia son el resto de países los que no levantan cabeza. Y para demostrarlo ahí está la foto sandunguera de estos sesenta y tantos asesinos reunidos en un matadero de Durango (un escenario pintiparado) para proclamar urbi et orbi que ellos siguen aferrados al bollo mientras que sus 309 víctimas se pudren en el hoyo. Abuelita, abuelita, preguntó Caperucita Roja: ¿hay algún país en el mundo capaz de sacar de sus cárceles, en procesión, a más de un centenar de asesinos y que, encima, su clase política y judicial no haya sido corrida a gorrazos? Haylo, nieta mía, contestó la abuelita y se murió del soponcio. Al famoso congreso navideño de asesinos sólo faltaron los violadores de niñas, psicópatas varios y otros santitos del país, también puestos de patitas en la calle por la gracia de dios, pero los etarras de Durango -que son muy suyos- no quisieron invitarlos a este primer congreso para no oscurecer el carácter histórico y heroico de sus vidillas de patriotas canallas, que no ha sido otro que el de matar al inocente prójimo en nombre de la puta política.