0 LAS TROLAS DE LOS NACIONALISTAS ESCOCESES

El problema de los nacionalistas, esos amigachos de la raza única, de la particularidad exclusivamente propia, del ego de la tierra en que nacieron por casualidad, de la solidaridad consigo mismos y con su boina, es que tienen un serio problema: acostumbrados a pelearse con quienes no piensan como ellos, a los que consideran inferiores, acaban creyéndose que tratan con imbéciles. Veamos un ejemplo más claro que el agua minero medicinal viajando a Escocia. Allí hay un sector nacionalista que viene dando la tabarra con sus ideas separatistas y ya han conseguido que el gobierno británico les organice el año próximo un referendum para votar si se van o se quedan del Reino Unido. Para convencer a los que no lo tienen claro (o sea, a los idiotas), hará cosa de un mes el nacionalismo escocés presentó su libro blanco sobre el tararí que te vi, un tocho de 670 páginas para que el personal se las lea estas navidades. Algunas cosas de las que se dicen allí son muy interesantes: una Escocia independiente mantendría la libra británica como moneda (sin pedir permiso a los británicos, claro), el país seguiría en la Ue (la Ue no tiene nada que objetar porque es un cero a la izquierda en estos asuntos) y no subirían los impuestos (¿les suena esta cantinela?). Por supuesto, tendrá fuerzas armadas propias, seguirá en la Otan (lo que piense ésta les trae al pairo), las pensiones estarán garantizadas y hasta habrá dinero para que cada escocés y escocesa se compre una falda y se haga la cirugía estética en la parte del cuerpo que le apetezca. Supongo que en el libro independentista de Petete también dirán que está garantizado jugar con selección propia en los campeonatos del mundo de fútbol y hasta en los juegos olímpicos (al fin y al cabo son los escoceses quienes mandan en la Fifa y en el Coi) y hasta es posible que puedan intervenir también en el Festival de Eurovisión (y, encima, ganarlo tocando la gaita). Resumiendo: los nacionalistas escoceses toman por idiotas a su decrépita Majestad, a la City, a la UE, la OTAN, la FIFA y, lo que es peor, a los escoceses no nacionalistas. Aquí los únicos que tienen voz, voto y vela en el entierro son los nacionalistas escoceses, capaces de imponer sus tesis e intereses a todo el mundo mundial. Estos cretinos se creen muy listos simplemente porque están acostumbrados a tomar a los no nacionalistas por imbéciles pero acabarán estrellándose contra la cruda realidad: la de una mayoría de escoceses corriéndoles a gorrazos por embusteros y cantamañanas. Gracias a los nacionalistas, la verdad ya no es revolucionaria. Ahora lo revolucionario, democrático y justo es la mentira. La suya, claro.