0 EL MAJARÓN INMADURO DEL CHANDAL

Si ya era difícil superar el grado de majaronez que tenía el difunto Hugo Chávez, con el sucesor Nicolás Maduro queda demostrado que lo malo puede devenir en pésimo sin que el destino conceda una tregua de calma o bonanza a la situación. Pobre Venezuela... Al menos Chávez no tenía un pelo de tonto, cosa que no puede decirse del inmaduro presidente actual, quien ora ve pajaritos a los que confunde con el muerto, ora se congratula de estar poseído por ese mismo muerto. Un majarón digno de psiquiátrico si no fuese porque parte del "pueblo" lo apoya en su felonía cosa que, por otra parte, suele ocurrir en todas las geografías: si desapareciesen los palmeros, babosos, pelotas y rastreros del poder, el mundo sería muy diferente al que vivimos y muchos dictadorzuelos, locatos, visionarios, mamones e inútiles no durarían ni dos segundos. El caso es que Nicolasín, el "clon del muerto", sigue sacándolo a pasear en cuanto tiene ocasión para que siga dándole réditos populares. Su nuevo invento es el "Día del Amor y la Lealtad a Chávez". Está muy bien eso de amar a los difuntos pero mucho mejor sería hacerlo a los vivos, cosa imposible para el inmaduro ya que tiene tan descomunal vena mortuoria que las funerarias bien podrían proponerle como su santo patrón. El tío del chándal gobierna a porrazos surrealistas propios de un fantoche de feria, lo que es. Las próximas elecciones municipales quiere ganarlas cueste lo que cueste y con todos los medios públicos bajo su bota lo hará por goleada pues, entre otras cosas, el famoso día del Amor y Lealtad Chaviano lo ha puesto (¡qué casualidad!) coincidiendo con el de las elecciones. Tiene un morro, y un bigote, que se lo pisa. Por eso sigue animando a la gente a tomar los grandes almacenes al grito revolucionario de "¡Ningún venezolano sin una televisión de plasma!". Natural: todas las emisoras están en manos del inmaduro así que el grito es bastante interesado. Mientras tanto falta papel higiénico, leche o medicinas a consecuencia de la catastrófica gestión del pendenciero, pero la historia nos demuestra fehacientemente que no hay nada como tener una parte importante de estómagos agradecidos (en este caso, las supuestas "clases populares") para disponer de la coartada para hacer las mayores tropelías y majaronadas. La cultura de la muerte y de las cadenas sigue siendo bien vista en muchos sectores sociales del mundo mundial, tal como se observa con Maduro. Ya sólo falta que empiece a matar a los opositores, cosa previsibley nada descartable.