No hay día que no venga acompañado por varios cientos de desahucios. Y los políticos, tocando el violón. Ni a los del partido del gobierno se les ocurre hacer algo por evitar todos esos cientos de miles de dramas familiares (verán como más temprano que tarde la UE dirá que la legislación española sobre desahucios es abusiva, injusta y hasta ilegal) y a los presuntos partidos de izquierda, ahora en la oposición, tampoco se les ocurre nada con lo que crear cierta ilusión en la larga lista de personas que esperan angustiadas que las echen de un puntapié a la puñetera calle. Una patada que no sólo representa la pérdida de la vivienda sino que aún hay que seguir pagando algo que ya no se tiene. Si esto no es un robo a mano armada (o sea, mano bancaria y leguleya) que venga Curro Jiménez y el Pernales y lo vean.
Todos los bancos y cajas de ahorros (algunas ahora también llamadas bancos) están participando en este latrocinio a miles de ciudadanos. Es decir, que el BBVA, el Santander, Caixabank, Bankia y el resto de la madre que los parió están por la labor, unos más callada que otros, de esquilmar y encular al personal que tiene la desgracia de no poder pagar -en estos momentos- la hipoteca que suscribieron con semejantes buitres en aquellos ya lejanos días de vino y rosas.
Por muchos anuncios telesensibleros que se marquen estos buitres y cuervos de la pasta pura y dura, cualquiera que tenga un dedo de frente sabe que son -lisa y llanamente- ladrones de guante blanco conchabados con una casta política que propició la normativa actual, la mantuvo y ahora es incapaz de mandarla al cubo de la basura. Por eso, hablar de mafia bancaria y política en asuntos de desahucios es hablar con muchísima propiedad.
Hemos hecho un breve paseo por la internet de marras y parece que, de todos los carroñeros bancarios, el que se está llevando la gloria de la mayor falta de escrúpulos y de vergüenza (y ya es difícil viendo la competencia tan grande que tiene) es esa excaja llamada ahora Bankia, a la que le han inyectado e inyectarán miles de euros de dinero público para que siga destrozando la vida de miles de personas cuando lo suyo sería (salvados los depósitos de sus masoquistas clientes, esos que todavía no se le han largado) su muerte justa y necesaria a manos de la guillotina apropiada y merecida, la que lleva por nombre: liquidación y cierre. ¡Genial, un largarto menos al sol!
Por eso, y en legítima defensa, un montón de gente está publicando cariñosos mensajes sobre Bankia. (Y donde se dice "Bankia" que cada cual lea BBVA, Santander, Caixabank y la madre que los parió). Aquí ponemos uno y, como queremos ser un blog de utilidad pública, añadimos nuestra propia viñeta. En legítima defensa, queridos capos...
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