1 LA GENTE HONRADA ESTÁ ENTRE LOS HUMILDES

El presidente del Tribunal Supremo es acusado de gastar dinero público para fines privadísimos. Una miseria, dice el aludido, tomando a los españolitos por imbéciles y miserables. El yerno del Rey, el señorito Urdangarín, parece que lo tiene crudo con los negocios sucios que ha realizado en los últimos años, pese al sueldazo y la selecta posición social que tenía. Tres altos cargos de Extremadura han dimitido recientemente tras descubrirse el pastel que se habían montado al saltarse la ley de incompatibilidades (si cuela, cuela, habían pensado los muy ladinos, antes de que el pastel saltase por los aires). El gobierno a lo suyo, a recortar hasta el aire que respiramos porque los lumbreras (vulgo “sacamantecas”) del FMI, la UE y la madre que les parió, creen que estrangulando al personal de a pie se conseguirá un mundo más próspero y feliz (para ellos, claro). Los alegres chicos de la presunta izquierda - incluidos los sindicales- despilfarradores y calladitos en los tiempos en que había que haber protestado (pero, claro, gobernaban ellos, cómo lo iban a hacer) ahora nos salen con que nada funciona y lo que antes funcionaba (¿) tampoco. Los banqueros siguen jugando a lo seguro pues se forran cuando hay beneficios a manta y cuando el barco se va a pique porque lo hunden con su estupidez y avaricia, entonces se van de rositas con Rosita o Rosendo (según sus gustos sexuales) para que paguen los platos rotos los que no tienen ni aire que respirar. Los ocho consejeros a los que Griñán ha mandado al paro provisional al renovar su gobierno andalusí tendrán casi un milloncejo de euros para repartirse como buenos camaradas que son. ¡Lo que cuesta al pagano contribuyente el que unos impresentables se vayan para que se pongan otros! 

En fin, un desastre de corrupción, mangancia, ineptitud, conchabeo, trinque y embustes por doquier. Treinta años de democracia pasteleada y asilvestrada dan para mucho. Incluyendo al empleado de la CAM que acaba de huir a Sudamérica con 450.000 euros robados, siguiendo la tradición del buen negocio. Por eso enternece y encoge el alma que en medio de tantos lumbreras, jefes, políticos, banqueros y expertos de la nada, que nos cuestan un riñón y un saqueo continuo, una modesta mujer, limpiadora de la Estación de Autobuses de Granada, viuda y con dos hijas, una de ella en paro, y con un sueldo de mierda seguramente, haya devuelto los 14.000 euros que encontró en un autobús al limpiarlo. Y es que está claro por si algunos no se habían enterado: sólo entre la gente más modesta y humilde, la que apenas puede respirar gracias a los esfuerzos de los chorizos que están por encima de ella, se encuentra el valor de la honradez y la decencia. A esta mujer habría que levantarle un monumento, hacerla banquera, presidenta del gobierno, jefa de la oposición y hasta la mandamás del Tribunal Supremo.

PD: Naturalmente, el dinero encontrado era... de unos chinos de la China.