0 EL VOTO DEL MIEDO

En las primeras convocatorias de las elecciones de la Transición (allá por 1977 y 1979) se quejaba el PSOE, y la izquierda en general, del voto del miedo que sembraban sus oponentes políticos en una ciudadanía por aquel entonces con nula experiencia democrática. Era el desvarío de que si ganaba la izquierda los viejos se quedarían sin pensiones, desaparecerían las pagas extras, se colectivizarían muchas empresas y hasta era posible que hubiera una reedición de la guerra civil. Aquellos arrebatacapas sin escrúpulos despreciaban a los ciudadanos y los tomaban por imbéciles. La prueba de su grave error fue que unos años más tarde, en 1982, por fin la izquierda ganó unas elecciones generales y, encima, lo hizo con mayoría absoluta. No pasó nada, el país empezó a modernizarse y los capos del miedo se fueron a hacer puñetas porque ya no los votaba ni dios. 

Han pasado ya tantos años que en todo el país -incluida Euskadi y Catalunya- se ha producido alguna alternancia de gobierno sin que la cosa pasase a mayores. Sólo hay un territorio donde el gobierno sigue en las mismas manos desde  aquellos inicios: Andalucía. Y cuando por primera vez parece que hay posibilidades de que gobiernen otros, qué curioso y qué vueltas que da la vida, que los mismos que hace más de 30 años denunciaban las mentiras y calumnias de la derecha y centro para impedir la llegada al poder de la izquierda, ahora no tengan empacho en ser ellos (o sus hijos políticos) los que apliquen idéntica estrategia: meter el miedo irracional al electorado. Ahora no es que venga a gobernar la izquierda y la líe. Ahora es que viene la derecha. Vade retro, Satanás: "Si gana el PP se pondrá en peligro la democracia, os quitarán las pensiones, se acabará el estado del bienestar, habrá que pagar a los médicos y las medicinas, desaparecerá la escuela pública... Tenéis poco pero os lo va a quitar la derecha como gane las elecciones". 

Miserables los que, tras más de 30 años chupando del poder, en algunos casos en sentido completamente literal, siguen pensando -como la derecha de hace 32 años- que el pueblo es imbécil y que se le puede engañar con cualquier majadería. Espero que ese pueblo, como pasó en 1982, dé un bofetón de campeonato a estos asustaviejas, profetas del miedo y mentirosos compulsivos. 

—¿Y si al final tuvieran razón? —pregunta el tonto del pueblo, llamado así porque se cree todo lo que le dicen los unos y los otros. 

Pues la cosa está muy clara, alma de cántaro: se mandará al PP a paseo en las siguientes elecciones. Pero eso llegará cuando tenga que llegar. Ahora lo urgente es no votar a los actuales gobernantes y mangantes, incapaces de ofrecer ideas nuevas a una tierra tan vieja. Desde que comenzó este juego de la democracia una cosa estuvo clara: es bueno que no siempre gobiernen los mismos inútiles porque luego pasa lo que pasa... Aplicando el cuento a Andalucía, digo yo que habrá que descubrir algún siglo de estos que la inutilidad no empieza y acaba sólo en el PSOE.