07 marzo 2013

0 HOMENAJE A LOS CICLISTAS

Pareciera que desde que se inventó el ciclismo todos los que se suben profesionalmente sobre las dos ruedas se han dopado hasta ponerse ciegos. Desde Coppi a Armstrong pasando por Merck y, porqué no, el mismísimo Indurain. Qué fácil es eludir responsabilidades dejando que sean los deportistas los que se coman exclusivamente el marrón. Ya se lo comen teniendo que correr vueltas ciclistas y etapas inhumanas, a las que sólo se puede vencer recurriendo a ayudas extra poco recomendables, pero o pasas por el aro o te vas a casita a plantar champiñones.

Mi homenaje a esos ciclistas que se han jugado la vida en la carretera, doblemente: una por ir encima de una bici echando leches para arriba y para abajo y, la otra, por hacerlo en muchos casos "dopados" (a veces el dopping consiste simplemente en tomarte una medicina que se receta hasta a los niños). O te dopabas o no comías, mientras que tus directores, médicos, patrocinadores y los organizadores de las carreras iban tan tranquilos en su cochecito, fumándose un puro a la salud de los ciclistas y del espectáculo, a menudo dantesco, al que los sometían. Y, de paso, las Federaciones de Ciclismo tocando el violón a precio de oro y, no digamos, las agencias antidopaje, quienes no serían nada si no lo hubiera y, por eso mismo, no les interesa que se acabe haciendo que se tomen medidas serias para que las carreras se humanicen.

En estos tiempos en que se está celebrando un juicio sobre este tinglado, la Operación Puerto, donde al final sólo pagarán los de siempre, los ciclistas, retomo aquí un texto escrito en "Por el Arco del Triunfo", el 16 de septiembre de 2008, como homenaje a los únicos que se juegan la vida (y a cuya costa otros comen) y, encima, los putean por tierra, mar y aire.

SUBIENDO EL ANGLIRU
(Cualquier parecido con la realidad pudiera ser mera coincidencia imaginativa. O no...)

“…Después de chuparnos casi 200 kilómetros, ahora llega el Angliru éste de las narices. Once kilómetros de cuesta que te cagas. Parece que las carreras las hagan para jodernos vivos a los ciclistas. Echaré un trago de agua, que no veas la que me espera… Empieza el maldito infierno y ya va al 7 %. Ellos como van tan tranquilitos ahí montados en su coche… Ojalá se les parase en mitad de la cuesta y empezara a irse para abajo. Lo que me iba a reír…

… Esto es pasarse. No hay derecho a que nos hagan esta putada a la mayoría, que no somos ni Contador ni Sastre ni esos primeros espadas. Nosotros somos gente normal, yo un rodador que me juego la vida en el llano y en la meta, pero que aquí no puedo andar porque peso demasiado. ¡Que le pongan el Angliru sólo a los jefes de fila y a nosotros que nos dejen en paz! ¿Qué necesidad hay de esta salvajada de puerto?

…Voy echando los higadillos y todavía no llevo ni seis kilómetros de subida. Seguro que el Contador ya habrá llegao a la meta. Y mira estos tíos, ahí delante de la carretera, que no nos dejan ni verla. Si parece que todos estén mamados… ¡Venga, que tú puedes, cobarde! –me ha dicho uno. No me he bajao de la bicicleta para darle dos tortas porque encima me la cargo yo. Su padre y su santa madre… Lo que tienen que hacer, af, uf, es dejarnos tranquilos, despejar el terreno para que el oxígeno nos llegue mejor y callarse, que ya no sólo me duelen las piernas y el alma si no también los oídos de escuchar tantas idioteces. ¡Y dejarme el culo quieto, con tanta palmadita ni leches! Me echaré otro traguito de agua con vitaminas, antes de que reviente. Glu, glu, glu…

…¡La madre que los parió! Ya voy por la zona de Llagos y es que no aguanto más y eso que voy a paso trotón. Luego, cuando suba arriba, si llego, encima me querrán pinchar los sádicos éstos para ver si voy limpio. ¿Limpio? Como pongan en duda mi honor y limpieza me los como vivos… Si llevo cuatro días con moquillo, uf, af, y sólo puedo curarlo con pañuelillos de papel... Lo que tendría que hacer, si tuviese agallas y otro empleo, es bajarme de la bicicleta, llamar a los pringaos esos de la tele y que me enfocasen viendo cómo la tiro por el barranco. No hay derecho a que nos hagan pasar este infierno a la gran mayoría y, encima, mañana otra montañita para acabar de rematarnos. Estos dirigentes hipócritas que nos exigen esfuerzos sobrehumanos para sacar pecho ellos. Si aquí la gente más honrada somos la mayoría de los que vamos montados sobre estas dos ruedas. ¡Serán mamones! Uf, af, of, ya no aguanto más, voy a tirar la toalla antes que eche la pota. Eh, tú, no me des la palmadita en el culo, a ver si encima me vas a tirar… ¿Sabrán algo de ciclismo estos capullos?

…Me bajo, sí, me bajo y me voy pal pueblo. No quiero saber más de ciclismo putero… Pero…, Angelillo, no seas malaje, aguanta… que ya sólo queda un kilómetro, total, ná de ná, sólo un kilómetrillo con rampas del 20 %... Yo querría, pero es el olor a embrague quemado de los coches que se me está metiendo en el cerebro… Si es que al final parecía que me iba a librar de vomitar y voy a echar todos los macarrones que me tomé esta madrugada… No hay derecho que nos hagan esta putada, no hay derecho... Y mal pagada, encima, que los jefes cobran mucho pero los gregarios vamos que nos matamos. De verdad que si llego… (¡quitaros de en medio, mamones, que ya no veo ni la carretera…!), si llego voy a decir cuatro palabritas a los que juegan de esta manera con nuestra salud… Claro que… qué voy a adelantar con eso, que me pongan una multa, que me echen, salir en los papeles, que me llamen cobarde, que no pueda regresar al pueblo… y a ver qué hago con mis dos churumbeles y la Rosa, me los como con patatas, ¿no? A ver si ahorramos algo y compro un huertecillo… , pero es que no hay derecho a que nos hagan esta putada... El Angliru deberíais de metéroslo donde os quepa, mamonazos… Uf, af, allí se ve la meta, por fin se acaba la pesadilla, ánimo hombre, que ya estás cerca, uy, no veo bien la carretera, y ya no veo a mucha gente, ¿qué me pasa?, noto algo raro aquí adentro… Oh, ¡dios mío…! “

(¡Tarí, tarí, tarí…! ¡Paso a la ambulancia! ¡A ver, apartarse, que haya aire para el ciclista…!)

-¿Qué le ha pasado?
-Irá dopado hasta las orejas y ya ves, la ha palmado…

(Una voz desde las alturas, bastante cabreada).

-¡¡¡ HIJO DE PU... !!!


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