0 HOUSTON, TENEMOS UN PROBLEMA...

A don Arturo (o don Arturín, para otros), president de la Generalitat catalana, le ha entrado un deliriums tremens independentista (él, tan de derechas, tan formalete, tan de buena familia, tan con el bolsillo bien cubierto) que nos tiene a sus amigos y conocidos con los ojos como platos. ¡Don Arturo o don Arturín, un revolucionario! Lo que no se sabe muy bien es qué tipo de revolución pregona, porque la independencia catalana además de una quimera (si hubiera estudiado un poco a Carlitos Marx sabría lo que vale un peine) es como el misterio de la santísima trinidad, que siempre se invoca para acogotar a los demás pero nunca se lo sabe explicar. A ver, señor Mas (o señor Menos), aclárenos qué pretende de verdad, déjese de eufemismos baratuelos y coja usted el fusil-talonario de cheques y póngase en cabeza de la manifestación porque lo que hasta ahora hemos visto es que lo de salir a la calle le da bastante repelús. Y no digamos el llamar a las cosas por su nombre. Ya sabemos que usted y su partido es gente de orden, muy de orden, pero si piensa liarse la manta a la cabeza (con el riesgo de que le corran a mantazos) dígalo de una vez y empiece a desgranar cómo piensa construir (o destruir) el futuro de su patria, país o nación y, de paso, el de Expaña, aunque imagino que eso le importará poco, aunque debería importarle (ya sabe, el efecto mariposa...). Porque si sólo amaga para salir en los periódicos con objeto de presionar al rajoniano gobiernillo centraloide para que le suelte cinco mil millones de euros por todo el morro (expoliados antes, claro…) más de uno va a pensar que la independencia que usted alienta desde el sofá, y sin citarla expresamente, es como la de la señorita Pepis. O quizás es que se cree que con una amplia manifestación callejera y con echar la culpa a los demás de lo mal que les va por mi querida Cataluña,  la fruta de no se sabe qué caerá madura en su zurrón. Recuerde lo que le pasó a su honorable antepasado Lluís Companys en octubre de 1934 por jugar con fuego creyendo que él –un enviado del Señor- era incombustible. Otro que no había leído a Marx… 

PD: Su gobierno no tiene un euro y hasta el momento ha recortado indecentemente todo lo recortable, pero para unas elecciones anticipadas e innecesarias, sí, para eso sí habrá pasta gansa. Supongo que la sacará haciendo otro recorte más en educación o sanidad y que la culpa será de esos tíos de Madrid, como si en Cataluña hubiera siempre gobernado esa gentuza... Claro que sarna con gusto no pica, ¿eh pillín?