0 DEMENCIA FURBOLERA

Esta temporada el negociejo del futbolín está mostrando su cara más esperpéntica con la imposición de unos horarios demenciales teóricamente pensados para ganar dinero a espuertas aún a costa de pisotear a los aficionados e hinchas, pero bueno, como los dirigentes del futboleo consideran a aquellos unos drogatas de la Causa, capaces de hacer lo que sea con tal de no perderse un puñetero partido, pues eso, que no tienen problemas en poner un partidín en cada tramo horario, empezando a las diez de la noche de un sábado, pasando por la mañana del domingo (con lo a gustito y barato que se está en la cama), siguiendo por la hora de la comida del mediodía (¡adiós paella, bienvenido pobre bocata!) y acabando casi en la madrugada del martes. Pese a este despilfarro horario, por no hablar del energético, a los campos sigue acudiendo la gente, no se sabe si porque no tiene otras cosas más importantes que hacer o porque el amor balompédico conlleva una componente masoquista que no se lo salta un galgo. Y, a todo esto, con el bolsillo más tieso que la mojama así que más de un aficionado va a tener que asaltar bancos o joyerías para sacarse las perras con que pagar la entrada al campo. Lo que le cueste el desorden horario en comidas y hábitos corre a cargo de la Seguridad Social. ¡Para que luego se diga que se ha acabado el Estado del Bienestar!