0 EL CULPABLE ES CUPIDO

Tanto hablar de la boba infantita, de su marido el Urdanga, del paseíllo de la una y el otro, de la crisis de la monarquía, del dócil fiscal del Estado que sólo ve conspiraciones contra los presuntos quinquis, de los abogados defensores, uno padre de la Constitución y otro experto en Corín Tellado, del juez Castro, empecinado en coleccionar folios sobre la causa (ya lleva más de cincuenta mil), de la prensa rosa y rosácea, palanganera de la corte, de los politicastros que soltaron la manteca a la pareja feliz a costa de los infelices ciudadanos… En fin, tanta pachanga y pandereta, tanta tertulia y articulejo seriote para, al final, acabar la cosa echándole la culpa a Cupido. Así es cómo finaliza la primera temporada de este culebrón de chichi y nabo con protagonistas de alta alcurnia y baja cama: una Infanta real que firmaba hasta el papel higiénico que le presentaba su maridín, al que quería con locura y frenesí, y un ex jugador de balonmano devenido en Duque del Empalmado, creyéndose digno de trapichear y trincar a imagen y semejanza de los personajillos que empezó a frecuentar tras dar el braguetazo con la doña. En la próxima temporada será el juez Castro, un personaje secundario venido a más por meterse donde no le llaman, quien protagonice la mayoría de los episodios, bien intentando asir la espada justiciera para ensartar al matrimonio feliz, bien intentando defenderse de las estocadas que desde todos los ámbitos del poder le van a llover para minar su voluntad y salud. Cupido seguirá pululando por los diversos episodios y la parte cómica correrá a cargo de los abogados defensores, el fiscal del Estado y algunos tertulianos y directores de periódicos. Pero no anticipemos acontecimientos porque Cupido escribe con renglones torcidos y dado que ya lo han metido de coz y hoz en el tinglado de los Noos y los Aizoon, cualquiera sabe lo que se le ocurrirá en un futuro al dios del amor y el buen rollete. Uno aventura un divorcio a la vista entre la boba y su empalmado, pero atentos a la pantalla porque esta tragicomedia de medio pelo tiene un fondo histórico nada desdeñable (crisis económica, monarquía y casta política en horas bajas, cabreo monumental de la ciudadanía…). Los chicos y chicas de los ERES de Andalucía (la izquierda trincona) y del Gurtel nacional (la derecha ladrona) van a hacer todo lo posible para que el serial dure varias temporadas más y así puedan ellos irse de rositas. A la diestra y siniestra les interesa, y mucho, que esta idioticracia siga entontecida –como en los viejos tiempos de las radionovelas- con las hazañas, amoríos y desventuras de esta parejita feliz con corona y coronilla al fondo.