1 SEX PISTOLS versus DIOS SALVE A LA REINA

Hacer humor o crítica con las cosas de comer (y algunos carcamales se toman como gastronomía fina lo que a menudo no es sino puro convencionalismo o vulgar tradición) es, en según qué casos, bastante arriesgado. Tomarse a sano pitorreo la religión y sus dioses, o los países y sus himnos o los gobernantes y sus tropelías, por ejemplo, suele costar bastante caro en según qué sociedades. En algunas te lo pueden intercambiar por una soga al cuello, una bala en el entrecejo o cuarenta años de hotel carcelario. En sociedades menos trogloditas y más avanzadas la mofa, befa, irreverencia o cachondeo puede acabar con una multa, el ostracismo, el ninguneo o la crítica feroz de algún tertuliano. Es lo que les pasó al grupo británico de punk Sex Pistols cuando grabaron –allá por 1977- una canción titulada “Dios salve a la Reina” y la gloriosa BBC y miles de radios le censuraron sin piedad. Fue el inicio del final del grupo. Claro que al menos consiguieron el dudoso honor de tener la canción más prohibida del Reino Unido.

Y como las comparaciones siempre son odiosas, sobre todo para los que salen malparados, veamos ahora cómo suena el auténtico “Dios salve a la Reina”, con toda la majestuosidad del caso, incluyendo a su majestad la Reina. El marco es incomparable en relación a los sucios y demoníacos Pistols. En la ceremonia que presentamos no hay un solo grito, todo el mundo huele a colonia y algunos (la Reina, por ejemplo) hasta la mea cuando (al fin y al cabo es un pobre ser humano) no tiene más remedio que ir al retrete, o excusado, o flor de pipiminí…. Vamos, es que no hay color entre el maloliente grupo punkero y los guapísimos y guapísimas reunidos en la famosa abadía de no me acuerdo ahora (aunque la he visitado, como todo bicho viviente que va a Londres a hacer el canelo). Pasen y vean a la Reina que también mea pero a la que Dios salva por la gracia de Dios. (Observen que es la única persona que no canta).